martes, 14 de abril de 2009

ENSEÑANDO LA EMPATÍA. Noeslia Caula.


Enseñando la empatía. Noelia Caula

La empatía ha sido sentida por los humanos desde siempre, la inteligencia Emocional la ha puesto "de moda".
Es la capacidad de ponerse en los zapatos de otro, la facultad de comprender al otro. Es decir, no consiste en juzgar las actitudes de los demás, señalando lo que hubiera hecho uno en la misma situación sino que es hacer el esfuerzo de pensar, sentir, como el otro.
Sentir la empatía es algo difícil. El humano, arrogante, siempre sabe lo que el otro debe hacer, pero lo juzga desde sus propias experiencias. La niñez y la adolescencia son momentos muy propicios para comenzar las indicaciones de los pasos necesarios hacia convertirse en una persona sensible y comprensiva.

La antítesis de la empatía.
Hace unos días el hijo de unos amigos, de flamantes 12 años, me contó que había dejado con su noviecita, después de un mes aproximado de relación. Claro, como son las relaciones a esa edad: bailes, encuentros en la rambla, mucho teléfono y más sms. Al preguntarle el motivo, puesto que a la semana anterior todavía se lo veía muy entusiasmado, me contestó que ya no le gustaba más. Se lo había dicho este fin de semana, en un baile.
Lo primero que se me ocurrió preguntar fue por la reacción de la jovencita (nunca mejor usado el diminutivo). Me quede helada cuando, por toda respuesta, levanto los hombros y dijo: "No me importa; a mi no me gusta más". Frente a mi insistencia, agregó que la había visto llorar un poco, pero que no le interesaba su relación.
¿Donde quedó la empatía? ¿Este joven sabe que el sufrimiento causado luego se vuelve en contra, que no tenemos derecho a causar daño a otra persona y que debemos entender por lo que pasa el otro, en este caso la otra?.

La respuesta ideal.
¿Qué debía hacer el chico si la joven no le interesaba más?. Pues explicarle, con dulzura, los motivos. Ofrecerse a seguir como amigos, alimentar su autoestima explicando que ella es linda y que cualquier otro joven se va a interesar mas adelante en su persona.
Capaz que la joven se sintió liberada, y mi corazón romántico me hace imaginar esta situación, pero el me dijo que la había visto llorar.

Los componentes de la empatía.
Tiene dos componentes: una reacción emocional hacia los demás, que se desarrolla en los primeros seis años de vida y una reacción cognitiva, con la cual los niños son capaces de comprender el punto de vista del otro.
La empatía emocional se aprecia temperamentalmente; en el primer año de vida se ve a un niño mirar compungido a otro que llora y hasta llorar también. No es capaz de separar entre su aficción y la del otro bebé y sabe apreciar el rostro de llanto, de desagrado de su semejante.
Entre el año y los dos, aprende a separar su congoja de la del otro y la mayoría puede, intuitivamente, intentar consolar a quien llora. Los estudios indican que algunos bebes nacen con mas empatía que otros y mientras éstos buscan consolar, otros se muestran confundidos, y otros prefieren irse, o lo que es peor, agreden al que llora por no comprender por qué lo hace.
A los seis años comienzan a desarrollar la empatía cognoscitiva y aprenden a ver las cosas desde la perspectiva del otro. Esta capacidad les permite saber cuando acercarse y cuando no, a alguien.
Entre los diez y doce amplían el círculo de personas por las cuales se interesan y se acercan a personas que no conocen para intentar ayudarlas. Comienzan a hacer actos caritativos y distinguen a las personas menos favorecidas que ellos.

Como lograr que el niño sea empático.

Como vimos, la empatía aparece en el desarrollo emocional normal del niño. Los varones prefieren los actos de arrojo o de acción, como los rescates o enseñar a andar en bicicleta y las niñas optan por las acciones de consuelo y las demostraciones de ternura. No influyen el número de integrantes en la familia ni la posición social.
Cuando esta capacidad
natural que aparece, en general, tan tempranamente, no esta desarrollada, y, por el contrario, el niño se ve poco amable, desconsiderado y hasta agresivo... debemos buscar, lamentablemente, el ejemplo hogareño.
Algunas sugerencias para educar niños empáticos:
1. Predicar con el ejemplo. Ser amable, solidario, atento, responsable parece ser la primera obligación de cualquier padre, pero sobre todo del que quiere educar niños empáticos.
2. Atribuirles responsabilidades y esperar, con optimismo, que las cumplan. Tareas sencillas que pueden irse atribuyendo gradualmente, según la edad.
3. No darles retribuciones económicas, ni premios por cumplir con la responsabilidad asignada, pero elogiar su comportamiento que contibuye a la armonía familiar y ayuda a las tareas de los demás.
4. Fomentar actos de bondad aleatorios. Enseñar aquello de "haz el bien sin mirar a quien".
5. Ignorar la crítica. enseñarles a no juzgar y menos criticar: solo comprender y ayudar.
6. Optar por un proyecto solidario familiar, (para que sea familiar deberá involucrar a todos con responsabilidad y a lo largo del tiempo).
7. Inculcar la constancia. No sirve que hoy ayuden y mañana decaiga el entusiasmo.
8. Recordar que una acción vale más que mil palabras. Hablar no es suficiente, los niños deben vivir la experiencia personalmente.
9. Encontar a quién ayudar.
10. Enseñarles a no esperar recompensa por el trabajo realizado y, a veces, ni siquiera agradecimiento. Si lo hacen para que les agradezcan, sera más una tarea de ego que de espíritu.


Referencias bibliográficas.


Dra. Roma Bettoni.
www.romabettoni.com
romabe@fastlink.com.uy
Celular: 099897731
Extraído de la revista "Padres, Madres e Hijos"; Abril 2009; paginas 30 y 31.

2 comentarios:

  1. Corregido.
    Muy bien. La empatía no es otra cosa que “la habilidad para estar conscientes de, reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás". En otras palabras, el ser empáticos es el ser capaces de “leer” emocionalmente a las personas.
    Debemos saber que nuestras relaciones se basan no sólo en contenidos manifiestos verbalmente, sino que existen muchísimos otros mecanismos llenos de significados, que siempre están ahí y de los que no siempre sabemos sacar partido. La postura, el tono o intensidad de voz, la mirada, un gesto e incluso el silencio mismo, todos son portadores de gran información, que siempre está a nuestra disposición, para ser decodificada y darle la interpretación apropiada. De hecho, no podemos leer las mentes, pero sí existen muchas sutiles señales, a veces “invisibles” en apariencia, las cuales debemos aprender a “leer”.
    Un individuo empático puede ser descrito como una persona habilidosa en leer las situaciones mientras ocurren, ajustándose a las mismas conforme éstas lo requieran; al saber que una situación no es estática, sacan provecho de la retroalimentación, toda vez que saben que el ignorar las distintas señales que reciben puede ser perjudicial en su relación. Es también alguien que cuenta con una buena capacidad de escucha, diestra en leer “pistas” no verbales; sabe cuando hablar y cuando no, todo lo cual le facilita el camino para regular de manera constructiva las emociones de los demás, beneficiando así sus relaciones interpersonales.
    Mahatma Gandhi sostenía lo siguiente “las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”

    La empatís se desarrolla durante toda la vida.

    Cariños. Cristina Laxague

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  2. Calificación 11. Cristina laxague

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